Las personas exitosas son personas decisivas. Cuando se les presentan oportunidades, las evalúan cuidadosamente, toman una decisión y toman las medidas adecuadas. Saben que la indecisión desperdicia tiempo que podría dedicarse a tareas más productivas. También evitan riesgos innecesarios implementando sus decisiones de manera gradual. No intentan tomar todas las decisiones al principio. Cada acción depende del éxito de la que la precedió. Se dice que Benjamín Franklin, uno de los hombres más sabios de Estados Unidos, utilizó un método simple para tomar decisiones difíciles. Dibujó una línea en el centro de una hoja de papel y en un lado enumeró los "pros" de la decisión; por el otro, enumeró los "contras". Además de simplificar el proceso de toma de decisiones, la lista también sirvió como ilustración gráfica de las ventajas y desventajas de cualquier decisión, independientemente de su complejidad. El impacto de la decisión podría evaluarse de forma rápida y sencilla.