La mayoría de las personas no se dan cuenta de que, a medida que continúan encontrando cosas de las que quejarse, no permiten su propio bienestar físico. Muchos no se dan cuenta de que antes de quejarse de un cuerpo dolorido o de una enfermedad crónica, se quejaban primero de muchas otras cosas. No importa si el objeto de tu queja es sobre alguien con quien estás enojado, el comportamiento de los demás que crees que está mal o algo malo en tu propio cuerpo físico. Quejarse es quejarse y no permite mejorar.