Hay pocas cosas en la vida que son tan malas como parecen al principio. Lidiar con la adversidad comienza con analizar y aceptar su situación tal como es. Cuando te das cuenta de que las cosas no son tan malas como podrían haber sido, has dado el primer paso para resolver el problema. Es obvio que nunca se te pedirá que cargues una carga más pesada de lo que puedes soportar, pero a veces te ayuda a apreciar mejor ese hecho si ofreces voluntariamente parte de tu tiempo para ayudar a aquellos que son menos afortunados que tu.