Cómo agarrar pulgas en un motel cambio mi vida

junio 11, 2016

Sí, se me pegaron pulgas por quedarme en un motel en la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México, y sí esto cambio mi vida para siempre. Yo ni siquiera sabía que a un ser humano se le podían pegar pulgas hasta ayer por la mañana que vi un grupo de estos diminutos seres hacer un desfile por mi tobillo.

Mi primera reacción fue maldecir a esa empresa de moteles maldita por ponerme en una habitación donde aceptan mascotas. Si tan solo no hubieran tenido sobrevendidas las habitaciones de no fumadores y las que no permiten mascotas, no hubiera amanecido así de picado y con tanta rasquiña. Mientras pensaba en todos los improperios que le iba a gritar a el gerente del motel y los organizaba en mi cabeza, otra voz comenzó a gritarme adentro aún con más fuerza. La voz en mi cabeza dijo: Pediste esto, Lloyd. Sucedió por ti, no para ti.

Dejé el Caladril a un lado y le dije a esa voz interior de la supuesta sabiduría que continuara.

La voz de la sabiduría continuó hablando y me dijo que la picazón, sensación de ardor causada por las picaduras de pulgas fue un recordatorio de que vaya adentro mio e investigue mi elección de alojarme en el hotel más barato que pude encontrar. Investiga tu elección y el mundo será tu ostra.

Me senté a investigar mi elección de alojarme en un motel barato en la última salida en San Diego antes de llegar a la frontera con México. No pasó mucho tiempo para entender por qué me alojé allí. Fue una elección muy consciente. Ese motel que me regaló la picazón sin piedad, era a mitad del precio de otros con más de una estrella.

Así que, decidí sacrificar mi comodidad para ahorrar un par de dólares. Tenía miedo de que si no me apretaba mis centavos, no tendría suficiente dinero para financiar mi gira al rededor del país que estaba en el proceso de finalizar. Carencia! La decisión se produjo a partir de un lugar de miedo.

Estuve deprimido durante las 24 horas que estuve en ese hotel. Me sentí mal, sin motivación, derrotado y frustrado con mi vida. Mi alegría de estar junto al océano se disipó y fue reemplazada por el miedo, y todo empezó a partir de una decisión de cambiar mi derecho inherente a la abundancia por una insegura austeridad Empecé a examinar otras decisiones que tomo la vida diaria basadas en la presencia de un sentimiento de carencia o de miedo.

Aquí están algunas que descubrí:

Mi decisión de comprar fruta convencional en vez de orgánica fue una decisión tomada a partir de un sentimiento de que yo no tenía suficiente.

Mi decisión de llevar mis zapatos hasta que literalmente se cayeron de mis pies fue una decisión tomada a partir de un sentimiento de que yo no tenía suficiente.

Decidí ser más conscientes de las decisiones que tomo todos los días que vienen de este lugar y probar algo nuevo. En lugar de tomar decisiones de esa manera, yo iba a tomar las decisiónes desde un lugar de abundancia. Me digo a mí mismo: "Lo que quiero es más caro que lo que una parte de mí quiere pagar, pero estoy dispuesto a hacerme cargo de la parte de mí que tiene miedo de gastar este dinero y confiaré en que soy abundante, vale la pena el precio, y experimentaré más prosperidad si me permito tomar decisiones prósperas “.
Después de un día de hacer esto, logré el mayor acuerdo que he hecho en la historia de mi negocio. Ni siquiera tuve que trabajar para ello.

Recibí un correo electrónico al azar de un cliente potencial, hablé con él durante un par de minutos, y él se mordía las uñas por pagarme bastante más de lo que yo le había cobrado antes. Finalmente manifesté una gran suma de dinero en una noche porque cambié la vibración de mi vida.

Al tomar conciencia de los patrones que había aprendido desde la infancia de ser barato (tacaño) y ahorrar debido a la escasez percibida, me permití abrir las puertas de la prosperidad y finalmente recibir la abundancia que había estado pidiendo al universo por todos estos años.

Todo finalmente hizo clic, gracias a esas terribles pulgas.


Por: Lloyd Burnett
Traducido por: Francisco Paillie.

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